El municipio noble de Draganić se menciona en fuentes históricas ya en la época de Bela IV y, según la jurisdicción de la iglesia, constaba de diecisiete pueblos y aldeas, al igual que hoy. A principios del siglo XIX, funcionaba aquí la Cooperativa Domagović, con más de sesenta miembros. A lo largo de la historia, varias olas de emigración afectaron al lugar. Sus habitantes, en busca de un futuro mejor, se diseminaron por el mundo. Nuestra periodista Maja Raguž visitó el lugar y nos acerca no solo la situación actual sino también la tradición que mantiene el lugar.
Según escritos del siglo XIII, Draganić estaba y sigue conformado de diecisiete pueblos y caseríos, parte de la parroquia de Draganić. La iglesia de San Jorge es lugar de reunión de todas las generaciones. Muchos de ellos viven hoy en la emigración, y visitan, tanto ellos como sus descendientes, su lugar natal de cuando en cuando. El municipio que recientemente cuenta con nuevas autoridades, cuenta con proyectos relacionados con los emigrantes.
Según Anica Domladovac, directora del municipio de Draganić, desde que su equipo ha asumido los cargos, se han dedicado a poner orden en el catastro. El 50% ya está medido pero todavía faltan los relevamientos y su actualización catastral. La gente del lugar colabora, pero la directora Domladovac pide ayuda a los emigrantes. “Por este medio invito a nuestros emigrantes, porque nosotros, los que administramos estas tierras, somos copropietarios o propietarios de parte de propiedades de las que ellos son dueños, y si tienen la intención de volver – y sería lindo que lo hicieran -, pueden acercarse a la municipalidad y les daremos toda la información necesaria”.
Hasta ahora, el municipio, gracias a fondos de la Unión Europea, aseguró la construcción de veredas y de un centro de reciclaje. Planean asimismo arreglar la central de bomberos y los consultorios externos. Por aquí pasa la futura colocación de vías y reparación de las existentes, que unirán los pueblos de Draganić con Zagreb y Karlovac. Todo esto es parte del proyecto de mejora de la calidad de vida en esta parte de Croacia. En esta parte del país hubo tiempos mejores, y así nos lo recuerda Barica Turčić, guardiana de la Cooperativa Domagović, que a mediados del siglo XIX contaba con más de sesenta miembros. “Aquí vivía una numerosa cooperativa que contaba con hasta sesenta y cuatro miembros. Estos elementos son herencia de la cooperativa. Yo heredé todo esto, lo coleccioné, y poco a poco me fui dedicando a esta colección de objetos y trajes típicos”, explica Barica.
Esta cooperativa era la más grande de la ex Yugoeslavia. Ahora cuenta con una herencia tradicional de gran riqueza, que incluye fotografías y cartas llegadas de distintas partes del mundo.
En tiempos en los que las familias sufrían separaciones durante las que no había posibilidad de visitar la tierra natal, las cartas y las fotografías eran las únicas formas de relacionarse. Las familias también recibían dinero. Por ejemplo, en 1910, llegaron 35 mil florines desde la emigración a los pueblos de Draganić. Kristina Vrbanek, profesora de Geografía e Historia, nos cuenta que, con parte de ese importe se construyó la estatua votiva a San Nicolás, protector de marinos y viajeros. “La estatua votiva a San Nicolás es la única en la Croacia continental. Nuestros emigrantes se encomendaban a San Nicolás para un buen viaje a través del océano, y luego enviaron el dinero para construir esta estatua en agradecimiento, que está aquí desde el siglo XIX, y quizá cuida a los nuestros para que no se vayan de este lugar”.
Porque en casa se está mejor, dicen los lugareños, mensaje que envían a todos los que debieron dejar su lugar natal, invitándolos a regresar a su tierra y la tierra de sus ancestros.