La Voz de Croacia

21:52 / 30.04.2023.

Autor:

Magazín 30.4.2023 - Pasado y presente en Uzdol

Uzdol

Uzdol

Foto: Tatjana Rau / Glas Hrvatske

Žarko Mađar nos cuenta hoy cómo se vive en Uzdol, parte del municipio de Prozor-Rama, en Herzegovina, después del gran éxodo de la población croata durante de la Guerra por la Independencia, ocasionado por el brutal ataque ocurrido el 14 de septiembre de 1993 por parte de miembros de las fuerzas militares, en el que murieron hombres y mujeres, ancianos y niños, y durante el que fueron incendiadas casi todas las casas. En diálogo con Tanja Rau, Žarko Mađar relata su historia y la de su pueblo. 

Todavía queda alguna reminiscencia de tiempos pasados. La gente se sigue reuniendo después de misa o en reuniones familiares, queda algo de ganado pastando en los pastizales de la zona, pero la vida se hace difícil. El recuerdo de la tragedia ocurrida está registrado en piedra en el Centro cultural y educativo de la 3ª Brigada ‘Rama’ y de los defensores de Uzdol realizado en 2019 con el apoyo de la Oficina central gubernamental para los croatas fuera de Croacia, y en la gran Cruz, frente a la iglesia de San Juan Bautista. Cada historia en este lugar y sobre él comienza con esta Cruz.


"Esta es la gran Cruz de Uzdol realizada cuando don Miljenko Džalto era nuestro párroco. La idea era que en una gran Cruz se pusiera el nombre y apellido de todos aquellos que murieron el 14 de septiembre de 1993. Esta Cruz de Uzdol es conocida, y es nuestro símbolo. Lo que ha pasado la gente de este pueblo ha sido un pesado camino por el Gólgota. A pesar de todo esto, no hay que guardar odio, sino hay que ennoblecerse y transformarse en mejor persona. La gente que tiene fe, no da vuelta su mirada hacia otro lado sino que va a inclinarse ante cada víctima inocente, sin tener en cuenta dónde ocurrió la tragedia, y quién la cometió. Creo que tanto nuestra fe, la católica, como la ortodoxa y el islam deben nutrir la cultura del recuerdo, la cultura del perdón, la cultura de la renovación, y el nacimiento de una nueva vida en esta patria conjunta, que es nuestra", dice Mazdar. 


"Antes de la guerra había unos tres mil habitantes, católicos croatas en su mayoría. Hasta hace poco tiempo teníamos una escuela primaria muy grande, aquí, cerca de la iglesia. Cuando yo iba a la escuela éramos 750 alumnos. Hoy hay 13 en toda la escuela. Cada vez somos menos. Pero yo espero que podamos seguir existiendo y que no se haya derramado sangre inútilmente en este lugar. La mayoría de la población se fue después de la masacre. Yo nunca me fui. Si bien era más peligroso quedarse en casa que estar en algún destino militar. Nadie estaba seguro. Es un terreno muy grande. Quién sabe cuántos soldados se habrían necesitado para cubrir toda la línea del frente. El que no vivió lo que pasó, no lo puede imaginar siquiera. No se puede describir con palabras", comenta Mazdar, quien agrega que hoy en día solo quedan unos trescientos habitantes, pero lo que los sostiene es la fe y la capacidad de perdón. 


La riqueza cultural y natural de la zona mantienen vivo su pasado. El registro más antiguo de la parroquia de Uzdol data del año 1741. Y los descubrimientos arqueológicos datan de tiempos del Imperio Romano.


"Esta zona cuenta con una gran riqueza. Aquí llegaron etno-musicólgos de diferentes perfiles, y concluyeron que hemos conservado más tradiciones y cantos que media Eslavonia y la mitad de Herzegovina. Contamos con el bečarac, las gange, las rondas, hay mucho material que hemos grabado en cd-s. Yo todavía mantengo determinadas tradiciones junto con mi asociación cultural y artística Rama y a través del grupo Čuvarice. Todos nosotros amamos nuestro terruño, nuestras costumbres, nuestras tradiciones: las religiosas, las nacionales, se trata de nuestra identidad, de las características con las que nos identificamos. Los que nos hemos quedado intentamos seguir con las tradiciones. De cuando en cuando viajamos a Austria, a reuniones que organiza nuestra gente. Los fondos que reunimos los donamos a la gente necesitada de nuestra parroquia, y a nuestro misionero que está en Ghana, para la construcción de aljibes, para la educación de los niños, para lo que sea necesario".


"Todavía nos reunimos con la familia y los amigos, especialmente durante las grandes fiestas como las patronales, la Navidad, la Pascua. Y es cuando nuestra iglesia está llena de fieles. Gente de todo el mundo vuelve a su terruño, prende una vela en la tumba de sus familiares ya fallecidos, y sus corazones palpitan nuevamente en su lugar natal. Cuando era pequeño, este lugar tenía perfume a vida, a alegría, a felicidad. Cada rincón estaba colmado de vida. No podías caminar cincuenta metros sin cruzarte con alguien, sin ver una oveja, sin escuchar algún balido cercano, alguna canción, los jóvenes se reunían, había juegos, este lugar tenía un algo especial que no se puede olvidar". 



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