Spomenka Vlašić pasó su infancia y juventud en Nueva York. Allí terminó sus estudios universitarios y, al volver a Croacia y trabajar en institutos públicos y privados, decidió abrir su propia empresa. Aquí nos comparte sus experiencias en el camino transcurrido desde su regreso al país hasta la apertura de su propia escuela de inglés.
¿A qué se dedica?
Tengo mi propia empresa y enseño inglés a niños y adultos.
¿Cómo se perfecciona? ¿Cómo sigue las tendencias de su profesión? ¿Cómo mantiene el contacto con la forma nativa del inglés?
Leo mucho, compro libros y participo de conferencias que se organizan anualmente en Zagreb. Allí puedes conocer a mucha gente interesante, escuchar sus experiencias, ver cómo solucionan diferentes problemas, y comprar libros.
Ha trabajado en el sector público y en el privado. ¿Cuáles son las ventajas y desventajas en uno y otro?
Primero trabajé en el sector público en los EE.UU. durante un tiempo breve antes de mudarme a Croacia. Aquí trabajé en una escuela privada de enseñanza de lenguas, en la Escuela Americana Internacional en Zagreb, y después de convalidar mi título, trabajé en escuelas estatales. Desde hace doce años trabajo en mi propia empresa. Creo que la ventaja del sector privado es que las clases tienen menos alumnos y el profesor puede dedicarse más a cada uno de ellos.
¿Es difícil abrir una empresa? ¿Cuánto esfuerzo requiere el trabajo administrativo mensual? ¿Vale la pena?
No sé cuál es el procedimiento actual, puede que sea más fácil. Cuando yo lo hice, había mucho papelerío, revisiones médicas, etc. Cuando tienes tu propia empresa, eres jefe y es una linda sensación, pero también hay un gran miedo y mucha responsabilidad, ya que todo depende de ti. Si los niños y adultos están contentos, seguirán viniendo durante años. Puesto que tengo mayormente clases individuales, puedo dedicarme al máximo a cada alumno. Vale la pena tener tu propia empresa porque, si los alumnos están satisfechos, tienes suficiente trabajo. Los aportes fijos no son pocos, hay que trabajar muchas horas para que valga la pena. Se trabaja muchas más horas que en una escuela. Cuando trabajo, tengo ganancia. Cuando los niños están de vacaciones de verano o están enfermos o algo similar, no gano dinero, a diferencia de las escuelas, donde el sueldo llega durante los doce meses del año.
¿Cuántas horas trabaja por semana?
Hasta el comienzo de la pandemia solía trabajar unas treinta horas a la semana (sin incluir la planificación de cada clase). Cada alumno cuenta con diferentes necesidades. A algunos no les va bien en inglés en la escuela, en cuyo caso trabajamos con el libro de texto; a otros les va bien, entonces les busco algo más difícil; los adultos quieren aprender debido al trabajo, a viajes, etc. Por eso se necesita más tiempo para las planificaciones, porque cada persona necesita algo diferente. Hay mucho más trabajo, pero es un desafío. Como trabajo por las mañanas y por las tardes, tengo la sensación de que estoy en el aula casi todo el día, y eso cansa, pero el trabajo no es perfecto en ninguna parte.
¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?
Me gusta mucho lo que hago porque puedo conocer más y mejor a cada alumno. Disfruto con ellos porque cada uno me gusta a su manera. Como frecuentemente tengo clases individuales, a veces los alumnos llegan con sus problemas (a veces de la escuela, a veces de la casa), y quieren hablar de ello. Por supuesto, ¡en inglés!
¿Tiene alguna experiencia en particular que desee compartir?
Tuve un alumno que vino desde el 6to grado de la escuela primaria hasta el 4to año de la escuela secundaria. Había repetido tantas veces el mismo contenido que ya me preguntaba por qué no lo aprendía. Su madre estaba muy preocupada por su futuro. Yo le decía una y otra vez que todo se pondría en marcha cuando el niño creciera y le fuera más importante aprender. Y así fue. En la escuela secundaria (a partir del 2do año) ya no era el mismo. Como si se hubiera despertado de una hibernación. Durante años le fui diciendo que él podía hacerlo si quería, y sucedió tal y como se lo dije a su madre. Comenzó a aprender cuando estuvo preparado y cuando le encontró sentido.
¿Recomendaría su profesión a los jóvenes?
Creo que ser maestro/profesor es una hermosa vocación. Tienes la posibilidad de formar a la persona (especialmente si es joven). Si el grupo no es numeroso o si se puede trabajar en grupos, o si, mejor aún, tienes clases individuales, puedes hacer mucho. No es cuestión de si puedes enseñar algo a alguien. ¡Se puede! Creo que es mucho más importante hablar con el alumno, darle apoyo, escucharlo cuando llega cansado, a veces con hambre, o después de sacar una mala nota (merecidamente o no) y simplemente darle esperanza de que puede hacerlo si así lo quiere. Yo llegué a los cinco años de edad a Nueva York y, después de seis meses de jardín de infantes, empecé el primer grado. Por miedo no participaba porque tenía la impresión de que los otros niños sabían algo que yo no sabía. Entonces se generaron contenidos no aprendidos en matemática, y en aquel entonces no había clases particulares. Tuve muchos unos, y castigos al llegar con ellos a casa. Gracias a Dios, los niños hoy cuentan con ayuda. No hemos nacido para ser buenos en todo, y eso es normal. Hacer este trabajo es algo que realmente me gusta. Se hace con el corazón, nadie se ha enriquecido hasta ahora eligiendo este trabajo.