Enzo Ivkovich
Foto: Matija Jerković / HRT
Estilo clásico
y escenas de una naturaleza armoniosa: el pintor de origen croata, nacido en la
Provincia de Santa Fe, representó a Croacia en una exposición que reunió a
artistas de 19 países europeos en Argentina. Su obra fue seleccionada como la imagen
de portada para todo el evento.
En el espacio
expositivo la Casa Nacional del Bicentenario, organizado por el Club Europeo
en Argentina, del 2 al 13 de julio se llevó a cabo la muestra “El arte,
un sendero para la paz” que reunió a artistas de 19 países de la Unión
Europea.
Entre ellos,
destacó especialmente el representante croata, Enzo Ivkovich.
Su obra fue
elegida como imagen oficial de la exposición, cuya inauguración reunió a unos
120 invitados.
Las
instituciones que promueven la cultura
La iniciativa
para su participación fue impulsada por la Cámara Argentino-Croata de
Comercio (CACIC). Su representante, Jaquelina Kuscich,
expresó el orgullo por la presencia del autor croata:
“Nuestra Cámara
apoya regularmente manifestaciones culturales y deportivas. Estamos orgullosos
de poder presentar a Enzo Ivkovich y también de anunciar que este año
organizaremos una gran exposición de autores croatas.”
El eco positivo
en el público y el marcado interés de los asistentes motivaron a los
organizadores a considerar futuras iniciativas similares.
El presidente del
Club Europeo, José Skowron Posluzna, subrayó la importancia simbólica
del gesto cultural colectivo:
“En tiempos de
guerra, reunir a 19 artistas que crean por la paz es más que un gesto: es un
mensaje.”
Para Adriana
Smajić, vicepresidenta del Instituto Studia Croatica, la obra del artista
croata fue una de las más destacadas:
“Tal vez sea solo
una impresión mía, porque mi corazón está naturalmente ligado a Croacia, pero
justamente la obra de Enzo Ivkovich fue una de las que más se destacó y causó
un fuerte impacto. A lo largo de la historia ha habido artistas croatas
importantes en Argentina, uno de ellos fue Zdravko Dučmelić, quien vivió
principalmente en la provincia de Mendoza y allí creó gran parte de su obra.”
Enzo Ivkovich
– un pintor en busca del clasicismo
Enzo Ivkovich
nació en una pequeña localidad del sur de la provincia argentina de Santa Fe,
en una comunidad donde las costumbres, comidas e historias croatas se
transmitían de generación en generación. Hoy vive y trabaja en Rosario, donde
ha desarrollado una firma artística reconocible.
Su estilo – figurativo,
naturalista y de una impronta (neo)barroca – refleja una formación pictórica
clásica y una profunda conexión con el legado artístico europeo.
En sus cuadros,
todo tiene orden y ritmo: desde los pigmentos preparados a mano hasta los
bocetos minuciosamente elaborados. En sus obras se entrelazan fuerza simbólica
y virtuosismo técnico, con frecuencia a través de motivos naturales o de la
mitología clásica, que buscan encarnar una noble sencillez y una grandeza
serena.
“Para esta
exposición elegí una pintura de una Selva. Además de flores diversas,
representé 30 especies diferentes de insectos. Si eso no es una idea de paz, me
pregunto qué lo es”, declaró Enzo Ivkovich.
Visita al
taller en Rosario
Visitamos a Enzo
en su taller en el centro de Rosario. El espacio evoca una especie de teatro
del silencio: estanterías llenas de libros, frascos con pigmentos, una mesa de
trabajo con bocetos ordenados y lienzos de distintos tamaños.
Durante la
charla, nos mostró ejemplares poco comunes del patrimonio croata que conserva
con esmero: entre ellos, una copia del estatuto medieval de la ciudad de Trogir
y un pequeño libro con un poema de Alfonsina Storni en honor a Ivan Meštrović.
Encuentra
inspiración en artistas croatas de finales del siglo XIX, pero lo conmueve
especialmente la obra de Ivan Meštrović.
“Mi abuelo nació
en Trogir. Es una ciudad que se expresa a través de la piedra, al igual que las
obras de Meštrović”, explica Ivkovich mientras acomoda cuidadosamente una de
sus pinturas.
Enzo no oculta su
deseo de exponer y crear en Croacia: “Sería fantástico. Tal vez el lugar
simbólicamente más natural para mi obra sería volver al origen: Trogir. Es la
ciudad donde nació mi abuelo Josip Ivković. Sí, quizás sería el lugar ideal”,
concluye.
Esta historia es
un recordatorio de que el patrimonio no conoce fronteras si hay voluntad de
heredarlo. Cuando se le da espacio, la herencia cultural se expresa una y otra
vez – en la piedra, el color, la memoria y la inspiración.
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