La festividad de San Esteban, primer mártir cristiano, se celebró un año más con especial solemnidad en Croacia y en el resto del mundo católico, el día posterior a Navidad. Esta jornada, marcada litúrgicamente por el color rojo —símbolo del martirio—, recuerda a una figura central del cristianismo primitivo, asociada a la fidelidad, el perdón y la valentía en la fe.
Además de su dimensión religiosa, el día de San Esteban conserva un fuerte carácter social y familiar. Tradicionalmente, es una jornada dedicada a las visitas, los encuentros entre familiares y amigos y, en muchas regiones, al inicio de la bendición de las familias, reforzando el sentido de comunidad que acompaña a estas fechas navideñas
Un lugar especialmente simbólico fue el municipio de Štefanje, el único del país que lleva el nombre de San Esteban. Allí, la festividad se celebró como el onomástico de toda la localidad. El acto central fue una solemne misa en una de las iglesias más antiguas de la región, construida en 1242, acompañada por villancicos interpretados por una gran orquesta de tamburitza.
La celebración incluyó no solo a quienes celebran su nombre, sino también a familias con el apellido Štefović, aún presente en la zona. El alcalde Silvestar Štefović subrayó que la festividad se extiende más allá del ámbito religioso, con conciertos y actos culturales abiertos a todos los vecinos.
Sin embargo, el municipio afronta un desafío demográfico y cultural: cada vez menos niños reciben el nombre de Stjepan o sus variantes. Para preservar esta tradición, se introdujo un incentivo económico para los padres, junto con iniciativas como la nueva guardería Stjepan, en un intento de reforzar la identidad local.
La festividad también tuvo un marcado carácter solemne en Split, en la parroquia de San Esteban bajo los pinos, en Sustipan. La pequeña iglesia, construida sobre los restos de un monasterio del siglo XI y situada frente al mar, reunió a numerosos fieles, muchos de los cuales siguieron la misa desde el exterior debido al espacio limitado.
La celebración fue presidida por el arzobispo Zdenko Križić, quien destacó a San Esteban como modelo de fidelidad cristiana, recordando que el martirio no se limita al sacrificio físico, sino que se vive en las decisiones cotidianas por la verdad, el amor y el perdón.
En Zagreb, la misa en la catedral fue celebrada por monseñor Ivan Šaško, quien centró su homilía en la necesidad de perseverar en la fe en una sociedad marcada por la burla, la exclusión y la polarización. Alertó sobre situaciones contemporáneas en las que los creyentes son ridiculizados o marginados por vivir de acuerdo con sus convicciones, e invitó a responder a estas tensiones con coherencia, oración y apertura al diálogo.
Las reacciones de los fieles reflejaron el profundo arraigo de esta celebración, vivida como un momento de renovación espiritual, continuidad familiar y pertenencia colectiva. San Esteban, estrechamente vinculado al tiempo de Navidad, sigue siendo una figura que conecta tradición, fe e identidad en la sociedad croata contemporánea.