Cada 15 de agosto se celebra el Día de Nuestra Señora de Sinj, cuya imagen se encuentra en el altar de la iglesia del convento franciscano. La imagen, pintada en tela, fue coronada en 1716, y es venerada por los croatas de todo el mundo, especialmente por los oriundos de Dalmacia y Bosnia. En esta ocasión, el fraile Domagoj Runje, miembro de la Provincia franciscana del Santísimo Redentor, con sede en Split, y profesor de la Facultad de Teología Católica de dicha ciudad, nos relata hoy la historia de la llegada y el camino de peregrinación de la imagen de la Virgen hasta su destino final en Sinj, una ciudad croata a orillas del río Cetina.
“La Virgen de Sinj era una verdadera peregrina. En realidad, no sabemos cómo la imagen de la Virgen – que ahora llamamos Gospa Sinjska, o Nuestra Señora de Sinj – llegó a Rama (en BiH). Hay varias teorías, pero no sabemos cuál es la verdadera, pero se sabe cómo llegó desde Rama hasta Sinj. Fue en 1687, cuando los franciscanos del monasterio de San Pedro, en Rama, junto con un grupo de personas que marcaron la identidad de esta región, llegaron a Sinj, pero era invierno y no tenían donde alojarse. Sinj había sido recientemente liberado de los turcos. No se parecía en nada a la actual ciudad. Había una fortaleza y algunas casas. Algunos frailes se quedaron en Sinj en el lugar en el que hoy se encuentra la iglesia de San Francisco, en el actual cementerio. Antes había sido una mezquita y, probablemente, antes de eso, una iglesia, como solía suceder en aquel entonces. Otros frailes se fueron a Split, pasando a través de Dugopolje, donde permanecieron durante un tiempo. Es interesante el dato de que el centro de Dugopolje lleva el nombre de Rama, probablemente relacionado con el municipio en BiH", relata el fraile Domagoj Runje.
"Los frailes siguieron camino hacia Split, donde estaba el arzobispo Stjepan Cupili quien quiso ubicar a los frailes en la iglesia de Nuestra Señora de Pojišane que en aquel momento estaba fuera de la ciudad. Si bien el arzobispo estaba a favor, al final no se pusieron de acuerdo con las demás hermandades para que se instalaran allí los frailes. Entonces el arzobispo Cupilli les dio la abadía en ruinas de San Esteban bajo los pinos. En aquella abadía la imagen de Nuestra Señora de Sinj permaneció largo tiempo. Entonces se corrió la voz de que la imagen de una Virgen milagrosa estaba allí, en la abadía de los franciscanos. Así decía en los registros, escritos por el fraile Petar Filipović, a mediados del siglo XVIII, quien fue testigo de algunos hechos. Para que los habitantes de Split no se aten, de alguna manera, a esa imagen, y después no puedan devolverla a su lugar original, los frailes decidieron esconderla. La escondieron en la casa de un hombre de nombre Jure Bubičić, quien vivía en Veliki Varoš. Jure puso la imagen en un cofre que guardó en un lugar de la casa del que sabía solo él. Unos tres años después de su llegada, el fraile Antun Pletikosić retiró la imagen de la casa de Jure Bubičić y, de noche, descalzo y a pie, la llevó a Sinj. Así comenzó la procesión desde Split a Sinj, que ocurre cada año".
"Cuando el fraile Antun Pletikosić llegó a Sinjski Radošić, que tiene una vista maravillosa hacia Sinj, envió a alguien para avisar que estaba llegando con la imagen. Los frailes y todo el pueblo fueron a Radosic y peregrinaron desde allí hasta la iglesia de San Francisco, donde la depositaron, porque la iglesia en donde la imagen se encuentra en la actualidad, no existía. Se empezó a construir recién en 1699, y sufrió varios incendios antes de que fuera construida su torre, porque eran tiempos turbulentos. La imagen fue finalmente trasladada a esta iglesia en 1715, cuando finalizaron la construcción. Pero no pasó un año que nuevamente la incendiaron porque los turcos atacaron Sinj. Durante el sitio, la imagen fue trasladada a la iglesia de San Miguel, que ya no existe, y estaba en la fortaleza. Hoy en día solo pueden verse los cimientos. La imagen permaneció allí durante todo el tiempo que duró el sitio. Cuando todo terminó, cuando la Virgen echó a los turcos, como suele decirse, la imagen no fue devuelta inmediatamente. Uno de los motivos era que la iglesia había sido incendiada, había que renovarla. Pero existe un motivo de más peso: los oficiales del ejército que en aquel entonces administraban la ciudad, querían guardarse la imagen. Juntaron entre ellos ochenta cecas (cekini), y dieron hacer una corona en Venecia, que es la que sigue decorando hoy en día la cabeza de la Virgen. El arzobispo Cupilli, en 1716, la coronó. Los oficiales militares consideraban que la imagen era suya, que tenían derecho sobre la propiedad de aquella imagen. Pero los frailes aseguraban que la imagen les pertenecía a ellos. Hubo entonces un verdadero juicio que se llevó a cabo en Venecia que gobernaba toda la región, que determinó que pertenecía a los frailes franciscanos. En 1721 la imagen fue devuelta a los frailes y colocada en la iglesia refaccionada, donde se encuentra en la actualidad. Desde entonces, la imagen de la Nuestra Señora de Sinj muy raramente se saca de la iglesia, salvo en ocasiones como el Día de la Virgen, 15 de agosto, cuando se realiza la procesión, y en determinadas ocasiones como ocurrió en 1877, al cumplirse doscientos años de la llegada de la imagen de Nuestra Señora a Sinj, incluso existen fotografías sobre aquella festividad. Cien años después, la imagen acompañó una peregrinación por todos los caminos que había recorrido", finaliza el fraile Domagoj.
Entrevista original en croata realizada por Tanja Rau. Traducción y adaptación: Verónica Vlaho